Mientras el resto de Centroamérica avanza en la formulación y ejecución de proyectos turísticos que apuestan a seguir empujando ese negocio en cada uno de ellos; en Nicaragua las discusiones se estancan, incluso por años, para emprender iniciativas..
En Centroamérica el turismo apura el paso, pero en Nicaragua parece quedarse atrás, más aún cuando se trata de jalar inversiones. El Foro Económico Mundial, en su más reciente Índice de Competitividad en Viajes y Turismo, ubicó a Nicaragua en el puesto 99 entre una lista de 130 países, para atraer capitales y hacer negocios en el sector turístico.
Con ello, Nicaragua se ubicó en el último puesto entre los países de Centroamérica, que logran superarla porque tienen mejores condiciones de infraestructura para impulsar la actividad turística, pese a que Nicaragua gana la partida en bellezas naturales, calor humano, cultura y seguridad ciudadana.
La Agencia Centroamérica de Promoción Turística (CATA) subraya, en un informe, que “las nuevas inversiones mejoran la infraestructura turística de la región” y añade que “las leyes de incentivos promueven y facilitan las inversiones”.
En Nicaragua sólo para intentar lograr el consenso, aún no concretado, que permita aprobar en la Asamblea Nacional la Ley de Costas, los empresarios, los políticos y el Gobierno llevan ya tres años. ¡Imagínese! Entretanto, la aplicación de la Ley 306, Ley de Incentivos a la Industria Turística, para muchos se vuelve un proceso burocrático cuando los proyectos de inversión turísticos pasan por las entidades recaudadoras.
Por el contrario, en Guatemala actualmente se encuentran en construcción una terminal de cruceros en el Puerto Izabal, en la costa del Mar Caribe; Panamá espera iniciar a finales del año la construcción de una nueva terminal de cruceros en la provincia caribeña de Colón, Honduras afina el proyecto de implementación de la Cartilla Turística en escuelas y colegios ubicados en las zonas priorizadas para el desarrollo del turismo; mientras que Costa Rica decidió hace 10 años desarrollar un aeropuerto internacional en Liberia, en la región del Pacífico, al punto que actualmente más de 600 mil personas transitan por la terminal, frente a los 30 mil que en un inicio así lo hacían.
“La Ley de Costas es sólo uno de los síntomas de la enfermedad que aqueja a Nicaragua como país, como es la falta de coordinación y continuidad entre las diversas instituciones del Gobierno y del sector privado en general, para poder ponernos de acuerdo en políticas comunes, en este caso aquellas dirigidas al desarrollo del turismo”, subraya Raúl Calvet, presidente de Calvet y Asociados.
“En los últimos quince años hemos venido hablando del desarrollo turístico, pero por esa falta de continuidad de las políticas los demás países de Centroamérica han avanzado rápidamente”, sostiene el empresario.
Para subrayar lo que dice menciona un ejemplo: hace quince años Costa Rica decidió aportarle al ecoturismo y al turismo de naturaleza. “Todos ellos están en esa línea”, añade.
“En Nicaragua tenemos la idea que se avanza con una mezcla de cultura y naturaleza, con aventuras, pero no estamos sistemáticos a nivel internacional”, sostiene Calvet.
COMBO DE ACCIONES
Como destaca Alfredo Gutiérrez, presidente de la Asociación Nicaragüense de Turismo Receptivo (Antur), la Ley de Costas, que definirá el margen de las zonas costeras de interés público y las zonas permitidas para el desarrollo de la infraestructura turística, “es indispensable para contribuir al despegue del desarrollo turístico de Nicaragua”.
Pero acto seguido advierte que se necesitan otras acciones, que formen parte de una política de Estado, con visión de Nación, como la promoción de Nicaragua en el extranjero para aumentar el flujo turístico, para lo cual en principio se necesita elevar el presupuesto actualmente equivalente a un millón de dólares, pese a que el turismo aportó el año pasado 250 millones de dólares, frente a los 111.3 millones que generó a inicios de la presente década.
El Salvador, cuya extensión territorial es un poco menor a la Región Autónoma del Atlántico Sur (RAAS) de Nicaragua, dispone de poco más de 10 millones de dólares para sus actividades de promoción turística. Honduras, el segundo país de Centroamérica que menos invierte en promoción turística, después de Nicaragua, dispone para tal fin de hasta siete millones de dólares al año.
IMPACTO EN LA POBREZA
Lucy Valenti, presidenta de la Cámara Nacional de Turismo (Canatur), insiste en que una política de fomento del turismo no sólo contribuiría al crecimiento de la economía nacional, sino además a la reducción de la pobreza.
Refiere que un incremento de menos de 20 dólares por día en el gasto de cada turista aumentaría el crecimiento económico en uno por ciento, según resultados de un estudio hecho por la Universidad Central de la Florida, realizado en el 2006 con el apoyo de Canatur y la Universidad Americana (UAM).
Entretanto Gutiérrez refiere que, pese a los esfuerzos que se han hecho, cada turista que visita Nicaragua gasta en promedio al día 75 dólares y permanece en el país entre 2.9 y 3.5 noches en promedio. En contraste, en Costa Rica un turista permanece 13 noches promedio, gastando 170 dólares diarios.
Si el turista que visita Nicaragua es traído por una empresa tour operadora, asegura Gutiérrez, el gasto promedio diario asciende a 90 dólares y la estadía se eleva hasta 4.4 noches.
Pero los empresarios coinciden en que para mejorar las condiciones para hacer turismo en Nicaragua se necesitan acciones coordinadas y de largo plazo entre los empresarios y el Gobierno.
“El amplio efecto multiplicador del turismo en la economía no lo tiene ninguna otra industria en Nicaragua y ese simple hecho justifica sobremanera una política de incentivos para la misma, ya que sus resultados podrán ser vistos por todos de forma clara y contundente”, argumenta Valenti.
Refiere que una residencia turística de playa puede generar un promedio de 10 empleos directos durante su proceso de construcción. “Si tomamos en cuenta que en el Pacífico se han logrado construir desde el 2000 a la fecha alrededor de 964 residencias de playa en distintos proyectos, estamos hablando que se han creado 9,640 empleos de construcción solamente”, subraya.
“Imaginémonos ahora que mediante una estrategia de nación, el Gobierno fomente la construcción de hoteles de todo tipo, restaurantes u otros negocios turísticos en zonas rurales y urbanas, la cantidad de empleos fijos y de construcción podría fácilmente sobrepasar los 20,000 empleos anualmente si seguimos con una construcción de sólo el 7 a 10 por ciento de la oferta actual”, añade.
TALÓN DE AQUILES
Hay mucho camino por recorrer. El Foro Económico Mundial, en su más reciente Índice de Competitividad en Viajes y Turismo, es decir las condiciones que un país presta para atraer inversiones y hacer negocios en el sector turístico, ubica a Nicaragua en la posición 99 entre una lista de 130 países, precisamente por la falta de reglas claras y la deficiente infraestructura.
El informe, el segundo de su tipo realizado por el Foro Económico Mundial, analiza las condiciones del país en tres grandes pilares: el marco regulador, el ambiente de negocios e infraestructura y, finalmente, los recursos humanos, culturales y naturales. La evaluación de los tres permite determinar la posición en la que se ubica cada uno de los países analizados.
En los dos primeros Nicaragua obtiene un saldo rojo, pero en el último encuentra su fuerte. Es decir, Nicaragua ocupa la posición 96 entre 130 países analizados, cuando se trata de su marco regulador (que incluye elementos como las políticas y regulaciones del sector), la posición 99 cuando se trata de su ambiente de negocios y su infraestructura (incluyendo la turística, la aérea y la vial), pero sube hasta la posición 82 por recursos humanos, culturales y naturales.
Valenti sostiene que, para alcanzar un crecimiento de la inversión turística, es necesaria una “política de incentivos clara, efectiva y consistente”.
“Los incentivos de la Ley 306 deben mantenerse y mejorarse en consenso para apoyar una estrategia estable y visionaria, que nos ponga de una vez por todas en una mejor posición de competitividad a nivel regional y mundial”, dice Valenti.
La Ley 306, Ley de Incentivos a la Industria Turística, es uno de los principales incentivos jurídicos que ofrece el país para jalar inversiones hacia el sector.
Datos extraoficiales del Instituto Nicaragüense de Turismo (Intur), ya que no se logró obtener una versión oficial de dicha institución ni de la agencia de promoción de inversiones ProNicaragua, refieren que durante el primer semestre del 2008 se aprobaron, bajo el amparo de la Ley 306, un total de 19 proyectos privados (siete hoteles, tres restaurantes, ocho de turismo interno y uno de arrendamiento de vehículos), por un monto de inversión de 10.8 millones de dólares.
La cifra es superior a los 1.6 millones de dólares del primer semestre del 2007, pero lejos de los montos de inversiones de años anteriores.
“Podríamos ir a mayor velocidad (con la aprobación de inversiones bajo la Ley 306), a la velocidad que avanza la pobreza y el crecimiento de la población, que no se detiene”, subraya Calvet.
Durante el primer semestre del año el turismo generó en Nicaragua 133.2 millones de dólares, frente a los 120.4 millones de dólares del mismo período del 2007, según datos del Banco Central de Nicaragua (BCN).
Nicaragua podría ir, literalmente, a la velocidad de un crucero. Entre enero y mayo arribaron al país 40 cruceros, frente a los 19 que llegaron en el 2007. Pero el país, pese a que ha venido registrando un crecimiento, aunque aún insuficiente en la llegada de estas naves, no cuenta ni siquiera con una comisión nacional de cruceros. Mientras tanto, Guatemala y Panamá pronto tendrán su respectiva terminal para la llegada y salida de cruceros.
Autor: Mario José Moncada
27 de Agosto de 2008
TOMADO DE FORUMNATURA